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cazadores-recolectores en ambientes boscosos

Un aspecto desconocido, hasta la excavación del sitio Monte Verde, fue el uso y tipo de asentamiento utilizado por los grupos pleistócenicos que poblaron más establemente el sur de nuestro territorio. Con Monte Verde pudo investigarse mejor la relación entre los primeros habitantes con sus bosques, montañas y estuarios costeros aledaños. Más de 500 restos de maderas y ramas, así como cientos de trozos, astillas y virutas de madera cortada, raspada, quemada y no quemada fueron excavados en el sitio. Muchas de ellas se relacionan estacas, cimientos, postes de madera pertenecientes a las estructuras "tipo toldo" que el equipo liderado por el arqueólogo norteamericano Tom Dillehay identificó en el piso ocupacional del componente Monte Verde II. Otras, fueron clasificadas como instrumentos tales como tablas de mortero, fogones de madera y palos para excavar.

Las trece especies identificadas corresponden a maderas duras como luma, ulmo, coigue, tineo, tepú, arrayán y la tiaca; y, maderas blandas clasificadas como alerce, canelo, avellano, mañío, maqui y el huahuan. La única especie exótica identificada corresponde al boldo (Peumus boldus).

Según los estudios paleoecológicos, los habitantes de Monte Verde en una fecha cercana al 12.500 a.C. explotaron un bosque relativamente joven cuyos troncos, no muy gruesos, no superaban los 20 centímetros de diámetro, los cuales podían ser obtenidos en un radio de hasta 5 kilómetro a la redonda. Se piensa que las viviendas fueron construidas en lapsos de 1 a 2 años y que según la distribución de las especies identificadas, el bosque que rodeaba el asentamiento estaba conformado por manchas separadas por espacios o praderas abiertas.