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Vera rústica (1933)

Vera rústica apareció en 1933 y fue el tercer poemario que Jorge González Bastías publicó, obra por la cual el autor recibió el Premio Municipal de Santiago, en el género poesía, en 1934.

El libro fue parte de la colección "Cuadernos de Poesía" de la editorial "Empresa Letras", propiedad de Amanda Labarca (1886-1975). La iniciativa de publicar esta serie de textos se debió a que, según la editorial, la producción de los poetas chilenos contemporáneos permanecía "hasta ahora casi totalmente desconocida para nuestro gran público, por razones diversas; entre otras los precios prohibitivos a que se han vendido las ediciones poéticas", por lo tanto, estas ediciones se ofrecían a "precios económicos, accesibles a la mayoría" ("Cuadernos de poesía". González Bastías, Jorge. Vera rústica. Santiago: Imprenta Universitaria: Empresa Letras, 1933, p. 66). Entre los libros de la colección se hallan Palabras de amor de Roberto Meza Fuentes (1899-1987), El hondero entusiasta de Pablo Neruda (1904-1973), Ciudad de Bronce de Fernando Binvignat (1903-1977), Afán del corazón de Ángel Cruchaga Santa María (1893-1964) y Barcos de Papel de Juan José Hidalgo (1903-1957).

Roberto Meza Fuentes estuvo a cargo de la recolección de los poemas de este libro de Jorge González, respecto de lo cual comentó en el prólogo: "Para reunir las hojas dispersas de su Vera Rústica, han sido menester las instancias reiteradas de los amigos, ya que el autor se ha conformado siempre con decir su canto y entregarlo libre y voluptuosamente al viento" (Meza Fuentes, Roberto. "Prólogo". González Bastías, Jorge. Vera rústica. Imprenta Universitaria: Empresa Letras, 1933, p. 6). Por ejemplo, dos de los poemas que se recogieron ya habían aparecido en la revista Juventud (1911-1951) bajo los nombres "En la vera rústica" en 1919 y "Vera rústica" en 1921.

Vera rústica ha sido leído por la crítica como una continuación de los otros libros de Jorge González en relación con el desarrollo de una "sensibilidad y un tono íntimo" en su obra, en la que se "funden la esencia del paisaje y la vida rural con el tono elegíaco y emotivo que utiliza para cantar al amor y al hombre de la zona", aspecto que también se ha destacado al hablar de su último poemario Del venero nativo (Godoy Arenas, Claudio. "Vera rústica". Vida Universitaria. Número 131, 2007).

Por ejemplo, Matías Rafide ha mencionado que en Vera rústica aparecen motivos similares a sus libros previos como "el camino amado, el viento de la sierra, el agua fugaz y cantarina, el mar y el Río Maule, tan próximos al corazón del poeta; los árboles y las flores de su tierra maulina; el recuerdo de un amor lejano y sin esperanzas; el canto de la era, la alegría por la presencia de la luna nueva, promisor anuncio de la lluvia benéfica; la amargura de una pascua triste que 'tuvo noche de estrellas', la añoranza del viejo guanay, etc." (Rafide, Matías. "Evocación de Jorge González Bastías". La Mañana. Talca, 3 de julio de 1992, p. 3).

Si bien se ha hecho énfasis en esta sensibilidad en común con sus obras previas, también se ha dado cuenta de la madurez de su poesía, en particular, respecto a sus procedimientos formales: "En Vera Rústica, Jorge González llega a la plenitud de su pureza lírica. Se advierte perfección, sencillez y un notable equilibrio poético. Ha logrado depurar las palabras, consiguiendo una diafanidad expresiva de alto grado. Sus poemas, musicales, íntimos, parecen confundirse con el agua saltarina, con el aire de los cerros, con los árboles costeños, en apretado abrazo" (Rafide, p. 3). En concordancia con esta idea, Jerónimo Lagos Lisboa (1883-1958) ha observado una "musicalidad más íntima y personal, depurando la forma con la obsesión de eliminarla. Su ideal sería el verso del silencio, sugerido por la emoción imponderable" (Lagos Lisboa, Jerónimo. "Jorge González Bastías (El poeta y el hombre)". Atenea. Número 182,1940, p. 214-224).