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distintos enfoques

En 1906, el reconocido artista nacional Juan Francisco González dictó una conferencia en el Salón de Honor de la Universidad de Chile titulada "La enseñanza del Dibujo", en la que reivindica el dibujo artístico como medio de expresión y desarrollo de la percepción visual, objetivos ignorados por la educación artística escolar según su diagnóstico: "Hai pues entre nosotros un concepto mui erróneo del arte del dibujo i hasta de todo lo que con él se relaciona. Se cree que el dibujo es algo así como una labor de prolijidad que se alcanza a fuerza de tiempo y paciencia. El diletantismo dirijente y el desden general por las artes, han contribuido a falsear esta como muchas otras nociones, en daño de la verdad y de la importancia que deben tener como elementos de la cultura" (citado en Errázuriz, Luis. Historia de un área marginal, p. 101). Con estas declaraciones, González apuntaba a dar relieve a la dimensión cognitiva del dibujo artístico, por sobre la concepción convencional de la habilidad manual. Yendo aún más allá, el artista propone que la educación artística en las escuelas cumple un papel importante en la valoración y preservación del legado cultural de los pueblos y esboza un principio para entonces novedoso: el de la educación a través del arte.

A lo largo de la conferencia denuncia algunos de los inconvenientes asociados a la metodología pedagógica convencional: la fatiga de los estudiantes por el excesivo escrúpulo exigido por los maestros, las bajas remuneraciones de estos en relación al resto del profesorado y el prejuicio social que para entonces ya se hallaba asentado, de que la de Dibujo no era más que una "asignatura de adorno".

En Enseñanza Moderna del Dibujo, de 1911, Ramón Luis Ortúzar abogaba por reconocer la individualidad del niño, objetivo que se lograba ejercitando el dibujo de elementos naturales como una forma de expresión.

El programa de educación artística de 1931 incorporó como contenidos la herencia cultural y los motivos patrióticos, para lo cual se recurrió a libros como Dibujos indígenas de Chile, de Abel Gutiérrez. Más adelante, en 1933 se agregó entre los lineamientos curriculares la apreciación y el estudio sistemático de la evolución histórica del arte a través de las grandes obras de la pintura, escultura y arquitectura. Ello significó que la asignatura cambiara de nombre a Programa de Dibujo e Historia del Arte. De entonces destaca el texto publicado en 1934 Historia del Arte de Héctor Aravena, en el que se insta a los profesores a investigar documentos sobre patrimonio artístico, visitar museos y seleccionar imágenes relevantes, superando así la mera exposición oral en las clases.