En 1910, el folklorista Julio Vicuña Cifuentes publicó el primer estudio sobre el Coa, la jerga del hampa chilena. En 1934, Aníbal Echeverría y Reyes publicó un trabajo sobre la jerga de los delincuentes del norte del país, basado en sus experiencias como abogado penalista.

Lo más interesante de ambos textos, además de ser importantes testimonios sobre el habla popular chilena de las primeras décadas del siglo XX, es la permanencia hasta el presente de muchos modismos y vocablos registrados en ellos.