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Cosmovisión

La cosmovisión modernista articulada sobre la base de la belleza como fin último del arte debido al rechazo y a la denuncia de la realidad social, desarrolló en la producción lírica de sus poetas, una serie de motivos que se transformaron en constantes en sus obras. Cabe destacar que la mayoría de ellos fueron presentados por primera vez en las obras de Rubén Darío.

Así por ejemplo, el motivo del sátiro sordo, alude a la representación de lo poético en la figura de Orfeo y a la supuesta negación del mundo a oír su canto. En tanto que, la divinización del poeta se refiere al don supremo que habría sido otorgado a este. El poeta asimilado con la figura de Cristo, en cuanto causa y modo del sufrimiento humano será el eje de la tristeza inmortal de ser divino. Además se apunta a una cierta persecución del mundo al poeta quien frente al odio presenta el amor, frente a la miseria la dulzura, etc.

También se retoma el motivo romántico del Parnaso, esta vez haciendo referencia a una distinta concepción de la obra de arte y su función. El motivo llamado hay en mí un griego antiguo, pone en escena un yo lírico que se identifica con un tipo humano perteneciente al pasado, y en forma más especifica con un griego antiguo. Una amplia descripción de los atributos del paradisíaco lugar donde el poeta anhela que se lleve a cabo el encuentro con la amada dará origen a la llamada del amor. Resurge también dentro de los motivos modernistas la poesía social, pero esta vez entendida como el sentimiento que surge del poeta al sentirse unido a un grupo humano en cuanto modo de concebir y realizar la existencia. Uno de los emblemas del modernismo, el motivo de los cisnes, surgió en una primera instancia por la relevancia de sus formas misteriosas y sutiles movimientos, más tarde se otorgó importancia a su cuello, como símbolo del signo interrogativo indescifrable para el yo del poeta.

La sensibilidad erótica enfermiza entendida como una entrega absoluta pero torturada, significando la toma de conciencia del hombre que vive una época decadente y final, es el eje de la agonía romántica. De la agonía romántica surge el motivo llamado la metamorfosis de Satán: en él, el énfasis se centrará en el espanto, el demonismo y el terror por lo desconocido. Ligado a los dos anteriores, encontramos la belleza de la medusa. Se trata de la belleza maldita, de la fusión de lo hermoso y lo raro, "el rostro de la amada se recuerda no por lo dulce o hechicero, sino por la particular extrañeza que lo define". La experiencia erótica del amor en contraposición con la vivencia religiosa o las fórmulas del ritual cristiano, es lo que pone en escena el amor sacrílego. Tomado del naturalismo, la explotación social, se trata del hecho de que la satisfacción de las necesidades más elementales exige para un cierto sector de la población, esfuerzos más allá de toda medida. Ligado a este último aparece el maquinismo, que trata a la máquina como al servicio de los explotadores. Su existencia está supeditada al cumplimiento de la función del aumento de las riquezas. En el ánfora funesta del divino veneno, se expone la angustia, la desolación y el espanto que sufre el poeta al percatarse de la fragilidad humana, el rápido paso del tiempo y el atávico sentido de la vida. Por último, el abismo del yo, trata de un vuelco hacia el interior del alma del poeta, tras la cual constata que su propia alma es tan incomprensible como el mundo exterior.