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Segundo año de La Alborada

El 11 de agosto de 1906 apareció el último número editado en Valparaíso de La Alborada. La publicación del periódico se vio interrumpida hasta noviembre de este año, momento a partir del cual fue retomada en la ciudad de Santiago.

Se ha indicado que esta pausa y el posterior cambio de localidad se debió al terremoto del 16 de agosto de 1906 ocurrido en Valparaíso, que causó gran destrucción en la ciudad y produjo el traslado de su directora, Carmela Jeria (1886-1966), y su madre a Santiago.

Su primer número fue impreso en la imprenta El deber; los siguientes, entre el segundo y el octavo, en La reforma; desde el noveno hasta el número decimoctavo, La Alborada se imprimió en la Imprenta Bustos, todas de Valparaíso. En Santiago, este trabajo fue realizado en La Reforma -imprenta del diario homónimo- hasta sus últimos números (Ríos, Camila. Carmela Jeria Gómez, precursora del feminismo obrero en Chile. Memoria para optar al título de Diseñadora Gráfica, Universidad de Chile, 2020, p. 116).

Con su reaparición en noviembre de 1906, La Alborada mantuvo su diagramación a tres columnas, las cuatro páginas de extensión y el espacio para la publicidad del trabajo de obreras y obreros y la difusión de sus actividades de organización. No obstante, presentó algunos cambios. El lema del medio -que hasta ese momento había sido "Defensora de las clases proletarias"- fue modificado. En el número 19, este pasó a ser "Publicación femenina" y, desde el número 20 hasta su última edición en mayo de 1907, llevó el subtítulo de "Publicación feminista". También cambió la frecuencia de su publicación, de quincenal a semanal.

Se ha indicado que a partir de esta reaparición del periódico, especialmente desde el número 20, ocurrió un cambio de énfasis en la publicación con la aparición de textos sobre problemas referidos a la realidad de las mujeres. Este énfasis se marcó con el cambio de lema "Publicación feminista" como un gesto autoafirmativo, ya que "este renom­brarse a sí mismas expresa el carácter de su orientación". A partir de este número, aumentaron "los artículos con críticas hacia sus compañeros de lucha, los obreros, que permanecen en gran parte indiferentes a sus demandas. Se denuncia la naturalización de las relaciones entre hombres y mujeres" (López, Ana. "La Alborada y La Palanca. La narrativa feminista en la prensa obrera de mujeres. Chile, 1890-1915". Historia Regional. Año XIII. Número 28, 2010, p. 93). De este modo, los "colaboradores más prolíficos de La Alborada comenzaron a desarrollar una crítica feminista a través de diversos artículos. En ellos se trató temas como la dominación masculina (en el trabajo y en la casa), la virtud en las mujeres, su capacidad para hacer la revolución, el peso de su rol doméstico, especialmente en la clase trabajadora" (Hutchison, Elizabeth. "La defensa de las 'hijas del pueblo': género y política obrera a principios de siglo". En Godoy, Lorena. Disciplina y desacato: construcción de identidad en Chile. Siglos XIX y XX. Santiago: SUR: CEDEM, 1995, p. 270-271).

Uno de estos textos fue el editorial "Nuestra situación", escrito por Carmela Jeria. En él, se refirió al interés de las mujeres obreras en instruirse y la respuesta negativa que daban sus esposos en el interior del hogar, a pesar de que públicamente protestaban pidiendo "una y mil libertades para su sumisa compañera de infortunio". De forma irónica, Jeria los llamó "valientes partidarios del feminismo" que se hacían los "sordos" ante la esposa que "implora mudamente con tiernas miradas un poco de compasión o amor de su indiferente compañero; un poco de libertad e instrucción que le permita desempeñar su papel de madre con más capacidad". Ante esta contradicción, Jeria hizo un llamado a las mujeres obreras a tomar la iniciativa en terminar con esa "humillante esclavitud": "Tócanos a nosotras mismas, si no nos acompañan con la debida sinceridad, procurarnos nuestro bienestar, para lo cual nos debemos desde luego poner en pie, con decisión y valentía" (Jeria, Carmela. "Nuestra situación". La Alborada. Número 29, 27 de enero de 1907, p. 1). En La Alborada "se desafió el discurso de solidaridad del movimiento, denunciando los beneficios sociales que acumulaban los hombres a costa del control sobre los miembros de la familia", lo que ponía en duda "la armonía de las relaciones entre hombres y mujeres, y cuestionaban la voluntad de los valores a la renuncia de sus privilegios sexuales en pro de los intereses de la emancipación femenina" (Montero, Claudia. Y también hicieron periódicos: cien años de prensa de mujeres en Chile 1850-1950. Santiago de Chile: Editorial Hueders, 2018, p. 132-133).

Otro texto que presentó una crítica hacia los compañeros de lucha de las mujeres obreras fue "Al correr de la pluma". En este, Esther Valdés respondió a un artículo que había aparecido en el diario La Reforma en el que se cuestionó a algunas mujeres por cesar su participación en el movimiento obrero. Sin embargo, Valdés respondió que existían "causas que obligan a la mujer a decepcionarse del ideal y causa que abrace", razones que provenían tanto del ambiente en el que vivían como de la "despiadada crítica y habladurías que de su labor se hace". Valdés hizo referencia a la falta de apoyo para mantenerse en el movimiento e indicó que "la lucha y la cooperación de la mujer será estéril mientras tanto nuestros protectores compañeros no nos eduquen convenientemente para resistir este combate que es superior a las fuerzas del hombre" (Valdés, Esther. "Al correr de la pluma". La Alborada. Número 27, 13 de enero de 1907, p. 2).