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Poemas de las madres (1950)

"Fíjate, chiquito, me mandaron cartas de Chile atacándome por la franqueza de tus dibujos, pero yo les contesté: 'Ustedes me atacaron cuando salieron los poemas primero y ahora atacan nuevamente los dibujos; eso quiere decir que las ilustraciones están de acuerdo con mis poemas'".

(Mistral, Gabriela. Poemas de las madres. Santiago: Ediciones Biblioteca Nacional, 2015, p. 99).

Gabriela Mistral vivió en la ciudad de Temuco por alrededor de un año. Allí, entre 1920 y 1921, se desempeñó como directora de la Escuela de niñas, hoy conocida como Liceo Gabriela Mistral. Durante su residencia en la ciudad escribió el conjunto de poemas en prosa titulado "Poemas de las madres", que posteriormente se convirtió en un segmento de Desolación (1922).

Según Hernán del Solar Aspillaga (1901-1985), Mistral tuvo la idea de escribir estos poemas una tarde en una calle de Temuco, tras presenciar la violencia verbal padecida por una mujer embarazada que "se hallaba sentada a su puerta", cuando "pasó un hombre y le dijo una frase soez, que la enrojeció". En palabras de Mistral: "Yo sentí en ese momento (…) toda la solidaridad del sexo, la infinita piedad de la mujer para la mujer, y me alejé pensando: 'Es una de nosotras quien debe decir (ya que los hombres no lo han dicho) la santidad de este estado doloroso y divino. Si la misión del arte es embellecerlo todo, en una inmensa misericordia, ¿por qué no hemos purificado, a los ojos de los impuros, esto?'" (Mistral, citada en Solar, Hernán del. "Poema de las madres, por Gabriela Mistral. (Editorial del Pacífico. Santiago)". Pro Arte. Año 3, número 103. Santiago, 10 de agosto de 1950, p. 4).

Si bien el conjunto "Poemas de las madres" no fue pensado por Mistral como una publicación individual, sino como parte de un proyecto más extenso y de otros alcances, en 1950 fue editado en solitario por intermedio de la Editorial del Pacífico junto a 63 grabados del artista rumano radicado en Estados Unidos, André Racz (1916-1994).

Racz conoció los poemas de Desolación gracias a la soprano chilena Teresa Orrego Salas, con quien contrajo matrimonio hacia 1946, mientras ambos vivían en Nueva York. El primero había llegado a Estados Unidos en 1939, enviado por el gobierno de Rumania para trabajar en el pabellón de su país de la Feria Mundial de Nueva York de ese año, y la segunda, estudiaba en el conservatorio The Juilliard School (Cárdenas Castro, Álvaro. "Introducción a los Poemas de las madres de Gabriela Mistral a través de la vida y obra de André Racz y su paso por Chile". Poemas de las madres. Ediciones Biblioteca Nacional, 2016, p. 11-13).

En dicha ciudad, mientras Teresa Orrego esperaba su primer hijo, Racz inició una serie de dibujos sobre la maternidad que devino en el conjunto de grabados titulado Mother and Child: "Muy lejos de Temuco -en el Harlem latino de Nueva York- diariamente dibujé a una mujer -chilena- próxima a la maternidad y ya cuando tenía nuestro niñito en los brazos" (Racz, André. [Carta] [sin fecha], New York [a] Gabriela Mistral).

Hacia inicios del año 1949, Mistral recibió una primera carta de Racz (no fechada), cuando esta se desempeñaba como cónsul en Veracruz, México. En dicha comunicación, el artista le solicitó a la escritora la realización de un prólogo para su serie de grabados así como la inclusión de un conjunto de poemas de Desolación. Luego, en carta del 16 de agosto del mismo año, André Racz le envió a Mistral referencias sobre su obra insistiendo en la solicitud del prólogo para su portafolio: "No quisiera imponer mis ideas pero yo pensaba (…) un prólogo que exprese en su propio medio, es decir, en palabras, la misma idea que tenía yo en hacer estas planchas de cobre: 'La madre e hijo' el más alto símbolo de la unidad humana, el símbolo del amor y de la paz. La esperanza que puede levantar esta humanidad de hoy día tan dolorosamente caída de la gracia. (…) En este momento estoy imprimiendo a mano los grabados, espero publicar en el otoño el portafolio completo, juntos con el prólogo suyo" (Racz, André. [Carta] 1949 agosto 16, New York, USA [a] Gabriela Mistral).

El portafolio de Racz no se realizó, pero tal idea fue dando forma a una publicación que, en su paso por Chile en 1950, se materializó en Poemas de las madres, libro impreso a dos colores y con una tirada de 2.000 ejemplares, 100 de los cuales incluyeron un grabado original al buril firmado por el artista (Cárdenas Castro, p. 26).

Este libro tuvo una recepción diversa en la prensa chilena del tiempo. En las páginas de El Mercurio de Santiago, en su edición del 16 de junio de 1950, Hernán Díaz Arrieta (Alone) (1891-1984) habló de un "realismo brutal" de la serie de dibujos que suavizaban el "primitivo sobresalto" de los poemas de Mistral: "Pues bien, los dibujos de Racz, especialmente los primeros, y su desnudez, su realismo brutal, para hablar claro, su indecencia, como que suavizan los poemas y les tienden un velo de dulzura, de candor. Ya no queda nada del primitivo sobresalto. El contraste de la palabra y la estampa, sugiere muchas reflexiones, insinúa ciertas leyes. Pensamos que, en conjunto, los dibujos habrían ganado sin las violencias aisladas, desafiantes, como puestas para chocar, que son pocas y no parecen esenciales, pero tienen un airecillo de proclamar la valentía del autor y decir: ¿Qué tal? ¿Me he atrevido?" (Alone citado en Cárdenas Castro, p. 26-27).

Días más tarde, en la sección "Crítica Libros" del número 103 del 10 de agosto de 1950 del semanario Pro Arte (1948-1956), Hernán del Solar puso énfasis en otros aspectos, privilegiando la descripción de las madres representadas en los poemas de Mistral y las imágenes creadas por Racz. Aunque distintas ("esta madre de Gabriela Mistral es grácil, sensitiva, etérea, abstracta. Su mundo es el poema. Su materialidad tiene, como forma, la palabra" (Solar, p. 4)), finalmente para el crítico ambas representaciones se conjugaban estableciendo puentes entre una y otra: "Esta madre ha venido a mostrársenos de las palabras a las líneas que la retienen, la cubren de su propia realidad, no la envuelven sino en su desproporcionada desnudez. Una mano vigorosa la ha cogido para que su mundo sea distinto y en él sobrelleve su suerte sin donaire. Líneas fuertes, exactas, la conforman de acuerdo con su grávida desfiguración. Ya no podemos imaginarla. Está presente y es solo como la vemos, henchida, ajena a toda delineación sobrepuesta a la realidad sensible. Sin embargo, no ha perdido nada. La mano que la ha trazado no tiene, en su reciedumbre, menos ternura que la voz que está, en las mismas páginas, acompañándole sus íntimos sueños. Dos grandes artistas coinciden, de distinto modo, en apartarla de cuanto puede, brutalmente, herirla" (p. 4).

Poemas de las madres fue el resultado de una relación amistosa a distancia, que se hizo por vía de correspondencias. Racz y Mistral se conocieron en persona recién un año más tarde, durante el invierno de 1951 en Rapallo, Italia, y mantuvieron contacto ocasional cuando la poeta ejercía labores consulares en Nueva York: "Entre 1953 y hasta su muerte, en 1957, desde que Gabriela Mistral reside en Nueva York como cónsul, el contacto con André Racz debió haber sido mucho más fluido, y así lo confiesa a los reporteros chilenos cuando regresa al país: se juntaban siempre para Navidad para celebrar e intercambiar ideas artísticas" (Cárdenas Castro, p. 29).

En junio de 1957, Racz arribó a Santiago para participar de una audiencia especial con el rector de la Universidad de Chile, Juan Gómez Millas (1900-1987), quien recibió de sus manos un "grabado al aguafuerte con el retrato de Gabriela Mistral", así como el "álbum de grabados de Poemas de las madres (…), la maqueta de diagramación y el ejemplar de prueba, con foto de un manuscrito de Gabriela Mistral fechado en Rapallo, en 1951" (p. 30).

En el año 2015, por medio de una edición digital de Ediciones Biblioteca Nacional y Radio Universidad de Chile, Poemas de las madres fue reeditado con fotografías y manuscritos complementarios.