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Cartografía de las provincias de Valdivia y Llanquihue durante la colonización alemana

Durante el siglo XIX, la existencia de territorios periféricos no explorados o ni ocupados por el Estado chileno y lejanos respecto del centro político y comercial que se constituyó entre Santiago y Valparaíso como capital y puerto principal respectivamente, fue un problema para la administración del país porque estos lugares quedaron sin control directo de las autoridades, y, por tanto, el ejercicio del poder y soberanía eran difíciles de llevar a cabo sin conocer los límites nacionales, los recursos naturales existentes para explotar ni la cantidad específica de terrenos fiscales posibles de colonizar, como tampoco había un catastro acabado de las propiedades indígenas.

Si bien había en esos territorios periféricos e inexplorados algunas autoridades locales, sobre todo en las zonas costeras, estos se concentraron en capitales de provincia y en pueblos y localidades más pequeñas, las que no tenían los recursos necesarios para explorar las tierras interiores y precordilleranas.

Esta situación se vio claramente cuando el gobierno de Manuel Bulnes Prieto (1799-1866) decidió, a través de la implementación de la Ley de Colonización de Terrenos Baldíos de 1845, llevar a cabo el proceso de colonización de zonas que se encontraban "improductivas" en la lógica mercantil capitalista o que estaban bajo dominio de comunidades indígenas que no se habían sometido al poder de la república y que no se reconocían como chilenas, principalmente el pueblo Mapuche.

Una solución para conocer estos territorios fue la confección de mapas por parte de particulares, interesados en llevar a cabo la colonización como empresa privada de interés público y estatal. Este proceso estuvo definido por la formación de espacios de poder a través de los cuales el Estado pudo tener dominio territorial, y, por tanto, formarse una imagen del mismo con la finalidad de llevar a cabo la colonización, teniendo en su poder información sobre ríos, lagos, costas, bosques, caminos, ciudades, poblados y espacios no habitados para cultivo. También sirvió para la formación de un discurso de unidad geográfica, lo que tuvo un efecto de "vaciamiento territorial", es decir, se pensó ciertos espacios como carentes de población, para así justificar el proceso de ocupación y colonización, cuestión que se dio en la Araucanía, Valdivia y el resto de los territorios australes en los que la soberanía aún no era efectiva (Núñez González, Andrés, Zambra, Antonia y Aliste Almuna, Enrique. "El poder de los mapas, los mapas de poder: la construcción del saber geográfico de Patagonia-Aysén". Revista Universum, Volumen 32, Número 2, Universidad de Talca, 2007).

Si bien en el periodo colonial existieron representaciones cartográficas de los territorios de Valdivia, Osorno y Llanquihue, definidos como "territorios de colonización" por el gobierno republicano, la primera cartografía detallada hecha en el siglo XIX fue la del alemán Bernardo Eunom Philippi (1811-1852), quien tenía la intención de trabajar para el gobierno como agente de la colonización. Philippi publicó en 1846 su Carta de la Provincia de Valdivia, tras haber recorrido ese territorio tanto a pie como por navegación, y elevó también un informe al gobierno destacando los posibles terrenos a colonizar. La Carta mostró el espacio geográfico entre el río Toltén y el canal de Chacao, y ubicó la provincia de Valdivia entre el propio Toltén y la desembocadura del río Maipué, dividida en los departamentos de Valdivia, La Unión y Osorno. Además, representó la mayoría de las riberas que corrían desde la cordillera al mar y los lagos Panguipulli, Riñihue, Ranco, Puyehue y parte del lago Llanquihue que estaba bajo jurisdicción de Valdivia y el resto bajo jurisdicción de la provincia de Chiloé. También consignó las localidades más importantes y los puertos y caletas de la costa.

Por su parte, en 1852 el explorador e ingeniero alemán Wilhelm Döll publicó un segundo mapa con la finalidad de perfeccionar el de Philippi, en el que dibujó los afluentes cordilleranos, los ríos nacidos desde el lago Rupanco y del lago Llanquihue, que en su recorrido forman el río Rahue que pasaba por Osorno, y en la orilla noroeste del Llanquihue mostró la ubicación de la colonia alemana del sector. También integró parte del afluente del río Maullín que corría hacia el sur y la zona cordillerana adyacente con los volcanes Osorno y Calbuco.

Con la institucionalización del trabajo cartográfico se creó la Inspección de Obras Públicas y su departamento de Inspección General de Geografía, que en 1854 produjo un Mapa de Chile que fue incluido en los volúmenes de la Historia Física y Política de Chile de Claudio Gay Mouret (1800-1873). En él se integró un mapa de la provincia de Valdivia muy parecido al confeccionado por Philippi. Para entonces, la provincia de Valdivia ya había sido anexada al territorio nacional, reconocidos sus recursos, instaladas las primeras familias de colonos y se había comenzado a planificar el avance de la ocupación hacia la Araucanía. Estos trabajos cartográficos fueron perfeccionados gracias a Francisco Vidal Gormaz (1837- 1907), sobre todo en el ámbito hidrográfico, por sus estudios sobre las costas del país y de Valdivia y sus ríos en específico durante la década de 1870, a través de la Comisión Exploradora del río Valdivia y sus afluentes derivados, dependiente de la Oficina Hidrográfica.

En el caso de los ferrocarriles, necesarios para consolidar el proceso de colonización y de unificación territorial a través de la conectividad, destacaron, primero, el plano publicado en 1870 que mostró tanto la construcción de los ferrocarriles de la zona, principalmente el de Valdivia a Osorno y la nueva ubicación de la frontera con la Araucanía o Ngülumapu en el río Malleco. En 1886 se publicó también el mapa de Federico Schert con los ferrocarriles de la Araucanía y Valdivia, incluyendo el tramo en estudio entre Victoria y Osorno.