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Cartas Pehuenches

Entre 1819 y 1820, Juan Egaña Risco (1768-1836) publicó una serie de artículos de carácter periodístico y tono moralizante bajo el título Cartas pehuenches. Esta obra, que llegó al público por entregas, pretendía asentar valores nacionales en un contexto de formación republicana.

Tales enseñanzas son introducidas bajo la estructura de la carta utilizando autores ficticios: los indígenas pehuenches Melillanca y Guanalcoa. En ellas se abordan temas variados, como el alcoholismo, el juego, las costumbres sociales, el sistema militar y la religión, entre otros tópicos que preocupaban al autor, a partir de los cuales se intentó cimentar el sistema valórico y la identidad de una nación en construcción: "La identidad que 'emerge' en el discurso sobre la nación de Juan Egaña es producto de una imagen, de una aspiración, de un proyecto de país que desea ser plasmado en la retina y el imaginario colectivo, justamente para impulsar las voluntades colectivas en la construcción de esa nación imaginada" (Yentzen, Marcela. Construcción de identidad nacional a través de la narrativa de la independencia: el caso chileno. Santiago: Arcis, 1996, p. 21).

En 1978, en el número 26 de la revista Mapocho, que entonces era dirigida por Enrique Campos Menénez (1914-2007), Braulio Arenas (1913-1988) postuló un relato que forma parte de Cartas Pehuenches, específicamente de la segunda carta, identificado con el título "El Picapleitos", como el primer cuento chileno, no obstante la idea instalada por Raúl Silva Castro (1903-1970) en El modernismo y otros ensayos literarios (1965) de que la narración "El Mendigo" (1843), de José Victorino Lastarria (1817-1888), constituía la primera manifestación del cuento en Chile, descartando obras anteriores como "esbozos informes": "Siempre nos pareció por lo menos discutible la siguiente afirmación estampada por Raúl Silva Castro: 'Aun cuando parezca excesivo insistir en ello, debe señalarse aquí que corresponde al autor de este ensayo la atribución de la paternidad del cuento chileno a Lastarria. En la fecha en que fue publicado 'El Mendigo' se habían producido algunos esbozos informes, todos los cuales fueron ensombrecidos por aquel relato'" (Arenas, Braulio. Escritos y escritores chilenos. Santiago: Nascimento, 1982, p. 61).

Arenas -utilizando un concepto más amplio de cuento- fijó su atención en estos relatos que constituían las primeras producciones narrativas escritas en el Chile republicano, rescatando otros relatos o textos narrativos publicados con anterioridad a "El Mendigo". Según el recuento realizado por Braulio Arenas, "la nómina de los primeros cuentos chilenos sería la siguiente: Juan Egaña: 'El Picapleitos' (Cartas Pehuenches, 1819), José Victorino Lastarria: 'Una Hora Perdida' (El Semanario de Santiago, núm. 4, agosto, 1842), José Joaquín Vallejo: 'Un Chasco' (El Semanario de Santiago, núm. 29, 19 de enero de 1843), Carlos Bello: "El Loco" (El Progreso, núms. 130 y 131, sábado 15 y lunes 17 de abril de 1843), Santiago Lindsay: 'Jorge' (El Crepúsculo, núm. 1, junio de 1843), Cristóbal Valdés: 'Los Dos Puñales' (El Crepúsculo, núm. 2, julio de 1843), Santiago Lindsay: 'Don Martín de Gómez' (El Crepúsculo, núm. 4, septiembre de 1843) y Jose Victorino Lastarria: 'El Mendigo' (El Crepúsculo, núms. 7 y 8, noviembre y diciembre de 1843)" (Arenas, p. 64).