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Discusiones en torno al videoarte

La tecnología del video intervino en el espacio del arte nacional hacia la segunda mitad de la década de 1970, a partir de un conjunto de experimentaciones llevadas a cabo, principalmente, por artistas con formación en las artes plásticas, como Lotty Rosenfeld (1943), Carlos Leppe (1952-2015) y Gonzalo Mezza (1949), quienes utilizaron el video con diferentes fines, incorporándolo en performances, acciones de arte e instalaciones.

Excepciones a este panorama las marcaron el trabajo pionero de Juan Downey (1940-1993) -que, entre 1974 y 1976, registró y editó el video In the Beginning- y Eugenio Dittborn (1943), con Historia de la Física (1983), sumado el video postal realizado en colaboración entre Dittborn, Carlos Flores (1944) y Juan Downey, Satelitenis (1984); obras en las que el video fue utilizado como un objeto específico de creación artística.

Para Gaspar Galaz y Milán Ivelic, estos usos del video en el campo del arte tuvieron una consecuencia directa en la concepción tradicional de autoría, pues desplazaban la producción artística desde el trabajo manual del artista, entendido como un "hacedor de imágenes", hacia el registro técnico y automático: "El protagonismo del artista (…) como virtuoso ejecutor de formas (…) es desplazado por la máquina grabadora de imágenes, que se apodera instantánea y fielmente de cuanto se pone a su alcance" ("El video arte en chile. (Un nuevo soporte artístico)". Aisthesis. Número 19. Departamento de Estética, Facultad de Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1986, p. 19).

Nelly Richard (1948), haciendo una revisión histórica de los trabajos realizados en la década de 1960 por el artista surcoreano Nam June Paik (1932-2006) y el artista alemán Wolf Vostell (1932-1998), destacó en las obras de Leppe y Carlos Altamirano (1954) el uso del video, que era, por un lado, integrado a la obra como un objeto escultórico (el televisor) en el espacio de la instalación y, por otro, servía como herramienta de registro visual ("Contra el pensamiento-teorema: una defensa del videoarte en Chile". Sexto catálogo del Festival Franco-Chileno de videoarte, 1986).

No obstante estas consideraciones, para Néstor Olhagaray, director de la Bienal de Video de Santiago, el uso múltiple de intención artística realizado por creadores vinculados a las escuelas tradicionales de arte chilenas fue más bien instrumental, pues "dejaron rápidamente la escena del video de creación", a diferencia, por ejemplo, del trabajo de videastas franceses presentado en los Festivales Franco-Chilenos durante la década de los ochenta, que se orientó a "tensionar la lógica de la representación", propósito que nutrió a una nueva generación de videastas chilenos, replanteando "el paradigma de la imagen y el sonido" en un contexto donde la televisión y el cine eran los medios de producción audiovisual de mayor vigencia (Nestor Olhagaray. "La pequeña historia de los autores del video en este Chile de fin de siglo". Video Autor. Número 1, octubre de 1995, p. 2).

Hacia la década de 1990 el video en su especificidad era concebido como un medio dúctil y potente, no solo para la producción de imágenes, sino también para la creación artística: "La posibilidad de intervenir o, más que eso, de generar inclusive imágenes, hace del video el lugar más propicio para operar con ellas e investirse con plena autoridad en el espacio para tratar de imágenes, con imágenes, a propósito de imágenes y todo lo que ello conlleva: visión, visualidad, artes visuales, plástica, gráfica, fotografía, cómic" (Nestor Olhagaray. "Video-clipeame baby". Video Autor. Número 3, 1997, p. 18).

Olhagaray consideraba el video como un medio especialmente potente por su capacidad de articularse e interactuar con la creciente tecnología digital, condición que hacía evidente dos grandes diferencias del video respecto de otros soportes, como el cine, por ejemplo: la producción de imágenes no definitivas y sin una referencia fuerte a lo real.

Estas diferencias acentuaban el proceso de postproducción de la imagen electrónica y del video como soporte, material y herramienta de creación artística: "Para el video, la imagen lograda durante el registro no es una imagen terminal, todo lo contrario, todo está recién por comenzar. Durante la postproducción se va a parir algo de esa materia prima bruta, es solo aquí que va a comenzar una labor de sumar, restar, multiplicar, dividir, anamorfosear a través de operaciones de collage e incrustaciones" (Nestor Olhagaray. "Video-clipeame baby". Video Autor. Número 3, 1997, p. 18).