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Fábrica de Paños Bellavista de Tomé

Los orígenes de esta industria textil se remontan a 1865 cuando el empresario Guillermo Délano Ferguson creó la Fábrica Paños Bellavista Tomé para generar diversos productos textiles, entre ellos sacos para sus molinos de harina. La materia prima que utilizaban era lana de ovejas procedentes de la Patagonia chilena y argentina. En 1879 la fábrica fue adquirida por el empresario alemán Augusto Kaiser, justo en el momento en que el país comenzaba a enfrentar la Guerra del Pacífico. De inmediato obtuvo un contrato con el Estado de Chile para confeccionar los tejidos para los trajes utilizados por los 40 mil soldados que participaron en el conflicto bélico.

A fines del siglo XIX la industria cambió varias veces de dueño hasta que en 1897 quedó en manos del empresario Carlos Werner. Bajo su propiedad la empresa se amplió y modernizó su tecnología, y además se construyo una iglesia, un mercado, una escuela, un gimnasio y casas para sus trabajadores. Comenzaba una época de esplendor para Paños Bellavista Tomé, a pesar de la competencia surgida al instalarse en la ciudad dos nuevas fábricas textiles: Paños Oveja en 1913, y la Fábrica Italo Americana de Paños (Fiap) en 1933.

Con la llegada del proteccionismo y la industrialización en la década de 1930 la empresa vivió su época de gloria, sus paños eran símbolo de calidad y su producción era exportada a Europa y Latinoamérica. Sin embargo, en los años setenta comenzaron los problemas para la empresa. Primero fue expropiada por la Unidad Popular y, tras el fin del régimen de Salvador Allende, fue privatizada. Cuando ya se recuperaba de este proceso, sobrevino la crisis económica de 1982, la que obligó a Bellavista Tomé a fusionarse con Paños Oveja, surgiendo la empresa Bellavista Oveja Tomé. Tras esta crisis intentó recuperarse pero la competencia internacional de China e India la llevaron a una profunda crisis que obligó a su cierre el 2007.