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Perspectiva de género

Dicha perspectiva propone la identificación y análisis crítico de las diferencias sociales y culturales de una sociedad o grupo humano que han sido construidas en base a la diferencia sexual, es decir, a partir de la existencia de mujeres y hombres. Por tanto, la incorporación de la categoría de género al análisis social e histórico alude a las diferencias entre los sexos que se han construido culturalmente, y no a aquellas diferencias físicas y biológicas naturales o que son atribuibles a la naturaleza.

El aporte de esta perspectiva para la investigación histórica internacional y nacional, ha permitido el análisis crítico del restrictivo papel social que las elites políticas y culturales, los modelos económicos, el Estado y la sociedad en su conjunto han asignado a las mujeres en razón de su sexo. Igualmente, la perspectiva de género ha estimulado la recolección de evidencias que demuestran la efectiva presencia de mujeres en espacios públicos y en actividades tradicionalmente asociadas a los hombres.

Pero sin duda, el aporte más significativo de la perspectiva de género es la inclusión crítica de la dimensión relacional de los sexos en la historia, por tanto, la constatación de que no sólo las mujeres pueden ser estudiadas en función de las expectativas que la sociedad construye respecto de su adscripción sexual, sino también los hombres. Esto quiere decir que aunque se sostenga que la historia general da cuenta del quehacer de la población masculina, casi de manera exclusiva, lo cierto es que ha privilegiado la descripción de arquetipos masculinos más que la documentación de hombres particulares. Este hallazgo es el que justifica el interés de algunos investigadores de dar cuenta de la transición de una historia de las mujeres a una historia de género, y el paulatino impulso a la elaboración de estudios sobre masculinidad en Chile.

Efectivamente, el género es una herramienta interpretativa que ya no remite sólo a la comprensión del pasado de las mujeres ni propone "completar" el relato histórico sino que más bien plantea, por una parte, cuestionar el conocimiento construido y socialmente aceptado respecto de la historia de nuestro país y, por otra parte, sugerir nuevas interrogantes que amplíen este conocimiento en virtud de la incorporación de la dimensión sexual en el análisis histórico.