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Alberto Edwards: La Fronda Aristocrática en Chile

Alberto Edwards (1874-1932) es uno de los autores más influyentes de la historiografía chilena. La obra de Edwards está conformada por un conjunto de artículos de prensa reunidos en tres libros, que sintetizan su contribución: Bosquejo histórico de los partidos políticos chilenos, La Fronda Aristocrática en Chile (1928) y La Organización Política de Chile (1943).

El hecho de ser ensayista más que investigador, y de recurrir a la intuición como herramienta cognitiva en lugar de la recopilación de antecedentes empíricos, son características que lo distinguen de la mayor parte de los historiadores chilenos que lo anteceden. Además de esta distancia metodológica, Edwards se inscribe en una matriz de pensamiento conservadora, a diferencia de historiadores "de oficio" como Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna y los hermanos Amunátegui, insertos en la corriente liberal.

La obra de Edwards aparece cuando el liberalismo y la idea del permanente progreso de la humanidad pierden vigencia. Su objeto de estudio es el sistema político chileno del siglo XIX y se concentra en identificar y reconstituir las mentalidades que lo conforman y explican su evolución. Su análisis está inspirado en el pensamiento del alemán Oswald Spengler, quien sostiene que todas las civilizaciones experimentan ciclos de surgimiento, expansión, apogeo e inexorable decadencia. Recurre además a ciencias auxiliares como la sociología, la psicología, la antropología y la geografía humana.

En La Fronda Aristocrática, Edwards interpreta la historia política chilena del siglo XIX como una permanente pugna entre un estado autoritario y despersonalizado frente a una aristocracia que busca evitar el fortalecimiento de un estado central capaz de amagar sus intereses, pero que en ciertos momentos debe entregarse a éste para asegurar la estabilidad de las instituciones, el orden público y el respeto a las prerrogativas de la iglesia.

Sitúa en el pasado colonial el origen de este poder impersonal y el respeto casi inconsciente que por él tiene la población. Las convulsiones políticas que siguieron a la independencia amenazaron los intereses de la aristocracia, que para restaurar el orden aceptó la concentración de poderes en el gobierno y en un líder: Diego Portales.

Para Edwards, Portales fue la figura que logró dar forma a este estado autoritario, impersonal y virtuoso, que generó un orden institucional estable, el progreso de toda la nación y el respeto por los intereses de la aristocracia. Cuando estos factores entraron en contradicción, la aristocracia le retiró su apoyo al estado autoritario y actuó políticamente para debilitarlo.

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