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Manuel José de Orejuela

En 1774, el capitán español Ignacio Pinuer, de la guarnición de Valdivia, hizo llegar un informe al gobernador de Chile y al virrey del Perú sobre una gran ciudad poblada por españoles, a orillas de un lago en las cordilleras australes. Las noticias de dicha ciudad, que recogió a lo largo de varias décadas entre los indígenas de la región, convencieron a las autoridades de realizar varias expediciones en busca de la mítica ciudad, que se pensó estaba habitada por los descendientes de los antiguos habitantes de Osorno. En 1779, la corona confió el mando de una nueva expedición a Manuel José de Orejuela, comerciante limeño que se obsesionó con encontrar la ciudad perdida. Al año siguiente, Orejuela llegó a Chile a realizar los preparativos de la expedición, la que nunca llegó a concretarse debido a la oposición del gobernador Ambrosio de Benavides. En 1782, el informe del fiscal de la Real Audiencia de Santiago, que recogió las peticiones elevadas por Orejuela, fue el último apoyo que recibió su proyecto, que al año siguiente fue enterrado definitivamente por Benavides.