Establecido en Santiago de Chile, Francisco Otta desarrolló una destacada labor como artista gráfico, incorporando el conocimiento adquirido en Europa de las técnicas y conceptos del diseño. Sus testimonios acerca del naciente campo de las artes gráficas en Chile se encuentran marcados por el contraste entre la profesionalización que mostraba el rubro en Europa y su escaso desarrollo en el medio local: "Nadie tomaba en serio el cartel (…). Éramos muy pocos los que realmente hacíamos afiches, y prácticamente no existía letrística. Se encargaban los trabajos a los calígrafos profesionales que estaban instalados en uno de los tres kioscos frente al juzgado de Compañía. Las tarjetas de visita, diplomas o invitaciones se hacían in situ, en caligrafía inglesa, con rúbricas 'colitas de chancho' y todo lo demás" (Francisco Otta, citado por Godoy, Alejandro en Historia del Afiche Chileno. Universidad Arcis, 1992).

Dentro de su labor como afichista destacan aquellos afiches realizados en solidaridad con los países de Europa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y varios afiches realizados para la empresa Shell durante los años cincuenta.