La mayoría de quienes escribían en los periódicos obreros eran trabajadores que destinaban parte de su escaso tiempo libre a este tipo de actividades intelectuales. No sólo eran "periodistas amateur", sino que sobre todo eran militantes de las respectivas organizaciones obreras.

La mayoría de quienes publicaban en estos medios firmaban con seudónimos para evitar ser identificados por los órganos represivos del estado oligárquico. Sin embargo, es posible subrayar los nombres de algunos periodistas obreros de relevancia. En este sentido, se considera como padre de la prensa obrera a Luis Emilio Recabarren, de profesión tipógrafo, quien a lo largo de su vida alternó su acción política con el periodismo, fundando o ejerciendo como director de importantes periódicos -La Democracia de Santiago, El Trabajo de Tocopilla, La Reforma de Santiago, El Despertar de los Trabajadores de Iquique, La Federación Obrera de Santiago- además de colaborar en otros como columnista y ensayista. También destacaron los anarquistas Luis Olea, Magno Espinoza, Alejandro Escobar y Luis Heredia, avocados a la propaganda anarquista; los obreros periodistas Eusebio Sepúlveda -obrero ferroviario- director de Vía Libre de Santiago, Alfonso Petaut editor de La Voz del Obrero de Puntas Arenas y el obrero panificador Juan O. Rojas redactor de El Panificador de Santiago.