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Prologado por Vicente Huidobro

Omar Cáceres llamó poderosamente la atención de Vicente Huidobro, quien volvió en 1933 de Francia tras su aventura creacionista. Tal es el magnetismo que Omar Cáceres despertó en Huidobro que este, en un gesto que nunca repitió con poeta alguno, accedió a escribir el prólogo de Defensa del ídolo, en el que realizó una verdadera apología del joven autor, definiendo con claridad los rumbos poéticos de Cáceres: "Estamos en presencia de un verdadero poeta, es decir, no del cantor para los oídos de la carne, sino del cantor para los oídos del espíritu. Estamos en presencia de un descubridor, un descubridor del mundo y de su mundo interno".