La ocupación del territorio fueguino comenzó en la década de 1880, gracias al descubrimiento de oro en el cordón Baquedano y a la entrega de las primeras concesiones de tierras a compañías ganaderas. En 1883 se entregaron 123.000 hectáreas en arrendamiento a Werhahn y Cia, dando inicio a la gran propiedad en Tierra del Fuego. Sin embargo, fue en 1890 que se consolidó el gran latifundio en la isla, con la entrega de 1.009.000 hectáreas a José Nogueira. Posteriormente, dicha concesión pasó a manos de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, la que tras la compra de los terrenos de otras dos compañías ganaderas, virtualmente monopolizó la actividad económica en la isla.

En 1924 se inició la primera subdivisión de tierras en la zona, producto de la enajenación de 200.000 hectáreas de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. En las décadas posteriores se realizaron nuevas subdivisiones, que fomentaron la colonización del territorio y la aparición de la pequeña y mediana propiedad.

Fundado en 1894 como pueblo de servicios, Porvenir se pobló con inmigrantes croatas, que, con las sucesivas subdivisiones de terrenos ganaderos, colonizaron el interior de la isla.