Subir

artículos de opinión

Enrique Lafourcade dio a conocer su pensamiento, ideas y críticas semana a semana en la edición dominical de El Mercurio, el periódico que por más tiempo lo acogió. Empezó escribiendo las crónicas "Los refunfuños del Conde Lafourchette" en el antiguo suplemento de "Gastronomía y Turismo" e invitaba a los escritores para que compartieran sus mejores recetas. Posteriormente, siguió con crónicas sobre diversos temas: contingencia política, social, económica y sobre la realidad cultural y literaria del país. Solo pocos escritores han pasado invictos: "La pluma cáustica, burlona e irreverente de Enrique Lafourcade avanza socarrona a punta de los duros martillazos que marcan el tono de su discurso" (Mauricio Illanes. "Francotirador empedernido", El Mercurio, 7 de febrero, 1998, p. A10).

Conocidas son las polémicas que mantuvo con el poeta Raúl Zurita, a propósito del Premio Nacional de Literatura. En general siempre lanzó sus dardos en contra de los escritores que llamaba "masticables", a los que dedicó más de una crónica dominical: "Efímeros y bulliciosos, solo quieren vender. Asociados con editores sueñan con los grandes mercados. La novela de un millón de dólares, la meta (...) El año concluye con una avalancha de escritores y libros, flacos, gordos, desnutridos, hinchados" (Mauricio Illanes. "Francotirador empedernido", El Mercurio, 7 de febrero, 1998, p. A10).

Él mismo se reconoce como un gran "noqueador": "Es posible que haya llegado a abusar, pero no para estar en la polémica, sino por una especie de impulso indetenible que tengo. ¡Me salgo de madre no más! Me voy de palabra. No suena la campanilla a tiempo y me paso de largo" (Ana María Larraín. "El escritor es un imaginativo de tiempo completo", El Mercurio, 18 de julio, 1993, p. 1 y 4-5 (suplemento)).