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Valdivia, Osorno y Llanquihue antes de la colonización

El territorio de la provincia de Valdivia fue colonizado por los españoles durante los siglos XVI y XVII. En ese periodo se desarrolló una primera intervención del espacio natural con la introducción de plantas y animales traídos desde Europa. Durante el XVIII, en el contexto de la fundación de ciudades al sur de la frontera con el pueblo Mapuche, se llevó a cabo la tala de bosque nativo para la instalación de nuevas poblaciones, lo que creó espacios llanos que luego fueron cultivados. También se construyeron los fuertes en la costa para defender el territorio de piratas y contrabandistas ingleses y holandeses, y se recorrieron los diferentes ríos posibles de navegar para la mejor circulación de bienes y personas (Camus, Pablo y Solari, María Eugenia. "La invención de la selva austral. Bosques y tierras despejadas en la cuenca del río Valdivia (siglos XVI-XIX)", Revista de Geografía Norte Grande, N° 40, 2008, pp. 5-22).

Luego de la Guerra de Independencia, fue un territorio en disputa con las últimas tropas españolas, el que se recuperó parcialmente en la denominada "guerra a muerte" y se convirtió en un punto estratégico por la facilidad de navegación y desembarco en sus costas. Durante este periodo, la provincia fue visitada también por personajes como Charles Darwin (1809-1882), quien describió la espesa selva valdiviana, dio cuenta de los pocos terrenos cultivados y la presencia de grupos de indígenas. Al visitar la localidad de Cudico, por ejemplo, señaló la existencia de grandes campos sembrados de trigo y papas pertenecientes a los indígenas del lugar (Darwin, Charles. Viaje de un naturalista alrededor del mundo. Buenos Aires: Librería El Ateneo, 1945, p. 358).

La zona vivió un profundo abandono entre 1820 y 1840 por parte de los gobiernos centrales, producto de la crisis política e institucional derivada de las disputas provinciales y partidistas, y su población se mantuvo sin salud, educación y comercio durante dicho período, cuestión que fue informada al parlamento en varias ocasiones por los diputados de la provincia.

Según los censos, en 1828 la provincia tenía cerca de 46 mil 244 habitantes, divididos en 6.244 españoles y chilenos entre Valdivia, Osorno y los llanos del interior y 40 mil indígenas cuncos y huilliches o williche dispersos en diversos territorios, principalmente en la zona norte de la frontera con la Araucanía o Ngülumapu y en las inmediaciones del lago Llanquihue. La población de la capital provincial creció en 1832 a 8.824habitantes, sin contar a las comunidades indígenas. En 1843 la población mostró una notable disminución, con 33 mil habitantes y el territorio estaba dividido en 349 fundos privados y fiscales (Guarda, Fernando. Historia de Valdivia. Santiago: Imprenta Cultura, 1953, p. 290-343).

En ese período llegaron dos de los pioneros de la colonización alemana, Bernardo Eunom Philippi (1811-1852) y Wilhelm Frick (1813-1905), quienes motivaron al gobierno central para colonizar la provincia y aportaron con estudios geográficos, hidrográficos y con el trabajo de cartografiar el territorio.

En 1845 comenzó a funcionar el primer Liceo en la ciudad y fueron sus primeros rectores José Ramón Elguero (1845-1852) -médico y posteriormente diputado por Valdivia y Osorno en varios periodos- y luego el germano Rodulfo Amando Philippi (1808-1904). Ese mismo año el gobierno realizó algunas obras públicas para mejorar las condiciones de la ciudad en el contexto de la promulgación de la ley de colonización. Se mejoró en parte también las condiciones de localidades como La Unión, Osorno y San José de la Mariquina. A los esfuerzos de la propaganda colonizadora se sumó luego el chileno Vicente Pérez Rosales (1807-1886), con varios informes y memorias al respecto.

El territorio estuvo cruzado por muchos ríos y conformado por bosques entre la ciudad de Valdivia y Osorno; llanos, praderas, campos cultivados en parte del interior; y una mezcla entre bosques y pequeños llanos a los pies de cordillera.

El desconocimiento de ciertos sectores del interior, sobre todo desde Llanquihue al sureste, planteó la necesidad de levantar información sobre las tierras fiscales posibles de ocupar. Los límites de la provincia eran la frontera norte en el río Toltén, al oeste el Océano Pacífico, al este la Cordillera de los Andes y al sur la confluencia del río Hueyusca con el río Llico, lo que incluyó en la provincia a Osorno y parte del lago Llanquihue. Debido a confusiones, se planteó la idea de extender la frontera sur hasta el canal de Chacao, lo que ayudaría a diferenciar el territorio de la Isla de Chiloé con el territorio continental. Los ríos navegables para entonces eran el río Bueno, el Hueyusca, el Calle-Calle y el Valdivia. Ideas como la de construir un ferrocarril por sus riberas también fueron parte de estos informes (Pérez Rosales, Vicente. Memoria sobre la colonización de la provincia de Valdivia. Valparaíso: Imprenta del Diario, noviembre de 1852, p. 1-4).

Algunos recursos utilizables y reconocidos por los exploradores eran la madera de pellín, coihue, ulmo, alerce, ciprés, mañío, raulí, canelo y laurel, entre otros, para construir barcos, carpintería en general y leña; las tierras arcillosas para la fabricación de ladrillos y piezas de alfarería; el forraje para la cría de ganado, principalmente vacuno; y la fertilidad de los llanos para cultivo. Al iniciarse el proceso de colonización, ya se producía trigo, papa, legumbres, lino, cáñamo, vides y árboles frutales, murta y fresas silvestres (Pérez Rosales, ídem, p. 5-25).

El clima era favorable para los cultivos: templado y sin nevazones, aunque con lluvias todo el año, lo que se pretendió cambiar a través de la tala y roza del bosque, esto, bajo la idea de cambiar las temperaturas, disminuir la humedad y las lluvias en primavera y verano, que eran perjudiciales para las siembres y cosechas de algunos productos (Frick, Guillermo. "Geografía de Chile: Observaciones sobre la provincia de Valdivia, relativas al asunto de la colonización chilena en aquellos lugares", Anales de la Universidad de Chile, 1850, p. 101; Pérez Rosales, p. 11-12).

Respecto a las comunidades indígenas, estas tenían propiedad sobre extensiones importantes de tierras posibles de ocupar, sobre todo en la frontera norte del Toltén, en el sector cordillerano y en cercanías del lago Llanquihue. Williche y Cuncos estaban bien organizados social y políticamente, poseían culticos y no presentaban grandes hostilidades para el Estado. Aun así, en el marco de la construcción de un relato que justificara la colonización, Wilhelm Frick, por ejemplo, creía que la presencia de colonos y su relación e influencia sobre los chilenos y las comunidades locales permitiría también la "civilización" de los indígenas, a los que presentó como "salvajes". Planteó que era necesario unir las provincias del norte -desde Concepción- con las del sur a través de la reducción forzosa y asimilación de las comunidades indígenas que se opusieran a través de acciones coercitivas. A esto agregó las ventajas económicas y de soberanía que tendría la colonización para el Estado, y que el intercambio cultural entre los chilenos y los colonos permitiría formar mejores ciudadanos para el país, sobre todo en la medida que los alemanes se nacionalizaran rápidamente y participaran del sistema educativo nacional (Frick, p. 102-104).