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la abolición de la esclavitud negra en Chile

La abolición legal de la esclavitud en Chile se produjo a comienzos del siglo XIX, luego de un largo proceso de debates políticos. Por insistencia de Manuel de Salas, destacado político e intelectual chileno, se promulgó la ley de libertad de vientres el 15 de octubre de 1811. Como la esclavitud fue una condición jurídica que se heredaba por vientre materno (partus sequitur ventrum), todos los hijos nacidos de madre esclava serían libres desde ese momento. La disposición afectaba también a las esclavas que fuesen vendidas al extranjero y a cualquier esclavo que llegara a Chile y que se mantuviera en el territorio por un lapso de seis meses.

El 23 de junio de 1823, José Miguel Infante presentó al Congreso un proyecto que proponía la abolición total de la esclavitud. Una vez aprobado, se declaró libre a todos aquellos que habían nacido esclavos desde 1811. La medida benefició a cerca de 5.000 personas que vivían en esa condición, según Guillermo Feliú Cruz.

Sin embargo, en la práctica la abolición legal no significó necesariamente que estos esclavos dejasen sus antiguas labores ni que adquiriesen mayor autonomía. El francés Gabriel Lafond du Lucy, quien visitó el país en los años posteriores mencionaba que: "La servidumbre se componía de muchos esclavos blancos y negros, porque en Chile hay esclavos blancos lo mismo que los europeos, proviniendo estos de la mezcla continua de las razas mezcladas y de los blancos. Aunque la esclavitud esté hoy abolida, han quedado algunos esclavos en las casas patricias, donde han sido educados con tanto cuidado que llegaba a mirárseles como perteneciendo a la familia" (Gabriel Lafond du Lucy. Viaje a Chile. 1911, p. 35). Más adelante, describía algunas de sus labores: "Sus madres, viejas sirvientes, ocupábanse del lavado y de los menudos trabajos domésticos. Los hombres tenían a su servicio dos y tres sirvientes traídos del campo llamados peones. A estos se les confiaba el cuidado de los caballos, acompañando también a sus patrones en sus frecuentes viajes a las haciendas" (Gabriel Lafond du Lucy. Viaje a Chile. 1911, p. 36)