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La libertad de prensa en La Linterna del Diablo

Durante el siglo XIX existieron diferentes leyes que tuvieron como propósito regular lo que se publicaba en Chile, conocidas como leyes de imprenta. En el momento en que La Linterna del Diablo apareció, se encontraba vigente la ley de 1846, que alcanzó "a regir en Chile por más de un cuarto de siglo, hasta 1872, y el principal fin que pretendió fue el de suprimir la prensa como elemento de agitación política" (Piwonka, Gonzalo. "Los juicios por jurado en Chile". Revista Chilena de Historia del Derecho. Número 20, 2008, p. 140).

Durante el segundo semestre de 1868, en varios de los números de La Linterna del Diablo apareció una crítica hacia la falta de libertad de imprenta, a propósito de un proceso judicial que generó la atención de la opinión pública. En septiembre de ese año, Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886) acusó de injurias y calumnias a tres medios: El Charivari (1867-1870), El Ferrocarril (1855-1910) y La Linterna del Diablo, lo que derivó en un juicio de imprenta.

Este proceso fue cubierto por La Linterna de forma amplia e, incluso, tuvo como una de sus consecuencias que se diera a conocer al editor a cargo de la publicación, Fanor Velasco Salamó (1843-1907), pues fue él quien hizo una defensa pública del medio. Hasta ese momento, el editor, el caricaturista y colaboradores del periódico se habían mantenido en el anonimato.

El juicio de imprenta fue un proceso que estaba regulado en la ley de 1846. La causa presentada por el acusador era evaluada por un jurado y las penas podían ser dirigidas tanto a los editores de los medios como a los autores de los textos o ilustraciones que aparecían. En general, los delitos fueron los de blasfemia, injuria, inmoralidad y sedición (Ibarra, Patricio. "Liberalismo y prensa: leyes de imprenta en el Chile decimonónico (1812-1872)". Revista de Estudios Históricos-Jurídicos. XXXVI, 2014, p. 304-306). Uno de los juicios más recogidos en la literatura sobre el tema en Chile fue el que llevó la Iglesia católica hacia Francisco Bilbao (1823-1865) por la publicación del texto "Sociabilidad chilena" en El Crepúsculo (1843-1844), en el año 1844.

Un primer asunto que despertó la crítica en La Linterna del Diablo fue respecto al juicio de imprenta, pues criticaron que Benjamín Vicuña Mackenna realizara la acusación como un ciudadano y no como una persona que formaba parte de la administración pública. Esto implicaba que los editores y colaboradores de los medios no solo podían llegar a tener como castigo una multa, sino que también un tiempo en la cárcel: "Por la ley, el que ataca al funcionario público, si es condenado, tiene solo multa; mientras que en el caso de ataque al individuo privado, hay para el ofensor multa y prisión. Por consiguiente, desnudándose Benjamín de su carácter público adquiere una ventaja doble. Aplaudid, bárbaros, tan inaudita abnegación" ("Chismografía". La Linterna del Diablo. Año 1, número 41, 12 septiembre 1868, p. 4).

Para La Linterna el juicio era una acción exagerada. Como forma de evadir el posible castigo, el medio indicó irónicamente que en el texto "El gran Riviere 2", en el que aparecía la palabra "Benjamín", se referían realmente al Benjamín de la Biblia y no al intelectual, indicando posteriormente que: "Espero el resultado de la acusación para bautizarle con otro nombre, ya que el de Benjamin Rivier y Vicuña, están expuestos a ser declarados 'mala palabra'" (Número 41, p. 4). Esta autocensura que funcionaba como un modo para mostrar el malestar del medio ante la situación generada por el juicio, nuevamente apareció en el número siguiente en el que el periódico anunciaba de forma irónica que: "Si en la Linterna de hoy el lector encuentra un artículo serio, sentimental y lacrimoso, bajo el título de Predestinación, no deje de leer: es un excelente trozo literario. ¡Ah! se me ha prohibido hablar riéndome; solo se me permite escribir llorando, y me he visto forzado a ir a buscar en la literatura estirada, la lectura de mi público. No es culpa mía" (La Linterna del Diablo. Número 42, 19 de septiembre de 1868). Además, en las caricaturas que aparecieron en las ediciones de septiembre y octubre de 1868 que cubrieron el proceso, ridiculizaron la figura del historiador mostrándolo como un sujeto que lanzaba monedas al jurado para inclinar el resultado en su favor o representado como diferentes animales solicitando ayuda o escapándose. Aspecto que contrastó, por ejemplo, con las siluetas ilustradas en la portada del número 43, en el que aparecieron las personas participantes de los medios acusados o sus defensores durante el juicio.

De esta forma, el medio expresaba su crítica ante una acusación que consideraba exagerada y un proceso inadecuado, por los posibles castigos que podrían derivar de él: "Vicuña Mackenna pedía se le condenara a mil pesos de multa y al editor a cuatro años de prisión" (Donoso, Ricardo. La sátira política en Chile. Santiago de Chile: Impr. Universitaria: Sociedad de Bibliófilos Chilenos, 1950, p. 67). Esta crítica ponía en evidencia la tensión entre el "boom" de publicaciones satíricas que hubo a inicios del segundo gobierno de José Joaquín Pérez Mascayano (1800-1899) y la legislatura vigente que permitía este tipo de juicios, asunto que en 1872 cambio con la nueva ley de imprenta que eliminó la restricción de libertad como pena para los juicios (Ibarra, p. 306).