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Nuestros grabados en La Familia

En La Familia el uso de imágenes fue un recurso permanente. Si bien este recurso era más o menos usual en medios de prensa del siglo XIX, en este periódico se presentó como un aspecto continuo y distintivo. Además, en relación con las publicaciones periódicas producidas por mujeres durante el periodo, la inclusión de dibujos, acuarelas, pinturas, xilografías y grabados en general fue "un rasgo diferenciador e innovador" del periódico dirigido por Celeste Lassabe (1860-1927) (Arcos, Carol. "Novelas-folletín y la autoría femenina en la segunda mitad del siglo XIX en Chile". Revista Chilena de Literatura. Número 76, abril 2010, p. 2).

Entre las imágenes reproducidas en La Familia, se encuentran obras de pintores como Francisque-Edouard Bertier, Louis-Eugène Lambert o Louis Tauzin, ilustradores como Fernand Fau y grabadores como Jules Moynet, Antonio Manchón, Jeanne Mirman y Alexandre Ferdinandus.

Dada esta característica, el medio dedicó un apartado especial, "Nuestros grabados", para explicar las razones de la elección de las imágenes del número con una breve descripción. Según se mostró en el índice del primer año del medio, "Nuestros grabados" fue parte de los "Editoriales de la Redacción" y, por lo general, apareció en la página siguiente a la portada.

En este apartado, también se informaba al público lector acerca de innovaciones técnicas o aspectos artísticos de las imágenes impresas en la portada y las páginas interiores. Por ejemplo, en el número 17, publicado en abril de 1891, se informó a los lectores que "las láminas que adornan la presente edición de La Familia, y las que en adelante publicaremos, han sido encargadas expresamente para este periódico y son de su propiedad exclusiva. Merced a los elementos que nos han llegado y seguirán llegando de Estados Unidos, podremos exornar nuestras páginas con grabados de diversos géneros" ("Nuestros grabados". La Familia. Número 17, 15 abril 1891, p. 134).

En mayo de 1892 se destacó la inclusión de la primera imagen a color en la portada de La Familia, la que correspondió a la reproducción de una acuarela de Valriquet titulada "El torero". El procedimiento de impresión de esta "bonita acuarela" -que se presentó como una innovación técnica, realizada con "láminas de diversas tintas"- fue explicado de la siguiente manera: "Para una lámina que, como la de primera página, lleva no menos de cinco colores originales o simples, se han necesitado otras tantas tiradas a diferentes tintas" ("Nuestros grabados". La Familia. Número 66, 30 mayo 1892, p. 338).

En octubre de 1892, se indicó que las ilustraciones que iban a aparecer en adelante serían grabadas al boj, técnica de grabado en relieve a contrafibra, que se llamaba de esta manera debido a que se solía utilizar la madera del arbusto boj, caracterizada por su dureza, lo que permitía a los artistas lograr "imágenes de gran detalle con líneas finas y sutiles efectos tonales" (Hepp, Ricardo. Con letra de mujer. Celeste Lassabe Gassion. Santiago de Chile: A impresores, 2020, p. 58). En "Nuestros grabados" se destacó este procedimiento como un tipo de grabado "más artístico y costoso" que "habrá de encontrar acogida todavía más favorable de parte de nuestros fieles lectores" ("Nuestros grabados". La Familia. Número 85, 10 octubre 1892, p. 72).

En relación con sus temas, las imágenes y los textos de "Nuestros grabados" fueron variados. Se presentaron, entre otros, personajes del ámbito político, militar y musical chileno, obras artísticas, vestuario de moda orientado a mujeres e ilustraciones de edificios de Estados Unidos y Europa.

Un conjunto particular de textos de "Nuestros grabados" aludió a los folletines que eran presentados en el interior de la publicación. Así, por ejemplo, en el número 2, se dio a conocer la aparición del folletín "El novio de Elena" escrito por Juana Lind, que estaba acompañado por "un grabado en madera, original, que representa a la heroína de la narración" ("Nuestros grabados". La Familia. Número 2, 1° septiembre 1890, p. 5). En una edición posterior, se dio un caso similar con la aparición de un grabado con el título "Rosa de abril", en el número 61, del 25 de abril de 1892, que invitaba a leer el folletín del mismo título, de autoría de Lodoiska Maapaká, seudónimo que usaba Celeste Lassabe en La Familia para publicar sus narraciones literarias.

Otro conjunto de textos de "Nuestros grabados" se refirió al conflicto de la Guerra Civil de 1891. El 14 de septiembre de 1891, el periódico anunció la publicación de un homenaje a los "hombres de la Revolución", en alusión a los participantes del bando opositor a José Manuel Balmaceda (1840-1891). Así, se comunicó que "La Familia se ha propuesto trazar desde su comienzo toda la historia de la última guerra civil, glorificando sus hombres más notables, sus acontecimientos más sobresalientes. Será una historia gráfica, en que el dibujo ocupará el puesto de la pluma y que hablará a la vista tanto como a la imaginación. Hace bastante tiempo que venimos preparándonos para esta tarea, pues jamás desmayó nuestra confianza en el definitivo triunfo de la causa constitucional" ("Nuestros grabados". La Familia. Número 27, 14 septiembre 1891, p. 18). Esta "historia gráfica" incluyó "varios retratos de autoridades nacionales e imágenes de algunos episodios relacionados con la reciente guerra civil". Dichos retratos y episodios fueron realizados con heliografías encargadas a imprentas locales, "trabajadas a partir de fotografías, lo que permitió mejorar mucho la calidad de la reproducción" (Hepp, p. 50).