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Crónica política en La Familia

El periódico La Familia, aunque mantuvo elementos de la prensa decimonónica, se inscribió en "la tendencia de las revistas ilustradas que estaban apareciendo en Europa y Estados Unidos y avanzó hacia el magazine, caracterizado por su formato flexible en términos de contenidos" (Montero, Claudia. "Trayectorias de las editoras profesionales del fin del siglo XIX en Chile". Estudios filológicos. Número 64, diciembre 2019, p. 74). Una de las secciones en la que se presentaron estos rasgos fue "Crónica política", en cuyas páginas se comentaba acerca de los sucesos políticos de la semana en Chile y los cambios en la administración política posterior a la Guerra Civil de 1891.

El 1 de junio apareció el "Nuevo programa" de La Familia, en el que se anunciaba la aparición de nuevas secciones, entre ellas, "Crónica política", en la cual se examinaban, "a la luz del criterio más patriótico, imparcial y sano, las altas cuestiones de interés público que a la sazón se agiten. Contamos, para dar autoridad y lucimiento a esta delicada sección, con buenos 6 ilustrados cooperadores" ("'La Familia' y su nuevo programa". La Familia. Número 20, 1 de junio de 1891, p. 158). Este cambio se llevó a la práctica el 17 de agosto, en la edición número 24, que correspondió a la primera del segundo año del periódico.

En su primera entrega, "Crónica política" expresó el motivo de su aparición en el contexto de un periódico de "tendencias científicas, literarias y artísticas, tan incompatible con su índole serena y familiar". Se indicó que, a pesar de esto, existía "dentro del mismo campo donde se agitan esas ardientes y a veces deplorables luchas, un rincón modesto y tranquilo, adonde todo ciudadano de esta querida tierra, sea él grande o pequeño, rico o pobre, ilustre u oscuro, poderoso o débil, puede llevar sin temor el contingente de su inteligencia o de su brazo: es el rincón donde se elabora, sin declamaciones ni ruido, el engrandecimiento de la patria". Es decir, la nueva sección se presentó como un deber del medio con su país. En específico, con "el deber de defender nuestras instituciones, de consolidar la paz interna, de favorecer el desarrollo de la industria, el comercio, las ciencias, las artes, las letras, los intereses permanentes y generales del país", que "no es obligación exclusiva de los gobiernos o de los partidos" (Araucanus. "Crónica política". La Familia. Número 25, 12 octubre 1891, p. 2).

En los meses previos al inicio de la Guerra Civil de 1891, La Familia ya había dedicado una sección que -desde una enunciación paródica- presentó entre sus temas el análisis político, "Cartas japonesas", pero en "Crónica política" este asunto fue el principal y la sección apareció en la segunda página de la publicación, mientras que "Cartas japonesas" aparecía hacia las páginas interiores.

En "Crónica política" aparecieron las firmas de Araucanus, Chilensis y de Ricardo Cruz-Coke (1861-), colaborador frecuente del medio con los seudónimos Juan Marsella y Conde Tchí. Se ha indicado que Araucanus también fue un seudónimo de Cruz-Coke, por lo que la mayoría de los textos de "Crónica política" los habría escrito este autor (Hepp, p. 93).

Una idea recurrente en "Crónica política" fue la crítica a la administración de José Manuel Balmaceda (1840-1891) y la defensa del sector opositor en la reciente guerra civil. Se planteó que "la revolución vino, tenía que venir. Vino en nombre de la Constitución violada, de la ley escarnecida, de las instituciones quebrantadas" (Cruz-Coke, Ricardo. "Crónica política". La Familia. Número 25, 17 agosto 1890, p. 44). También, se refirió a la reorganización de la administración política, en relación con las elecciones parlamentarias y la llegada del presidente Jorge Montt Álvarez (1845-1922). Otro conjunto de artículos hizo alusión al avance de iniciativas públicas como la canalización del río Mapocho y la discusión acerca de la creación del Consejo de Higiene en Santiago.

Luego de la aparición del último número de "Crónica política" en febrero de 1892, se publicó el texto "Crónica", con el subtítulo "Entendámonos", en el espacio en el que solía aparecer la sección. Allí, se respondió a cartas que enviaron un par de lectores indicando que dejarían la suscripción del medio por no compartir las ideas políticas de La Familia. Como respuesta, el artículo expresó que las bases del periódico en torno a la política estaban sentadas en el patriotismo (Chilensis. "Crónica". La Familia. Número 50, 8 febrero 1892, p. 208). En un par de números posteriores, La Familia cambió la orientación de la "Crónica" por lo que se publicaron artículos relativos a "Estudios económicos".