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Emmeline Raymond (1829-1899) en La Familia

Durante el siglo XIX e inicios del siglo XX, la prensa nacional presentaba generalmente un ideal femenino que reservaba a la mujer "al espacio privado del hogar", vinculándola "a la maternidad, al cuidado de los hijos (la 'perfecta casada'), al convento si se daba el caso; o a ser el complemento del hombre en ocasiones especiales", como bailes, reuniones o tertulias, espacios que mantenían la vinculación de "la mujer con el hogar, por realizarse en los salones de las casas, pero que además la convertía en anfitriona" (León, Marco Antonio. "¿Emancipación social o emancipación literaria? Las 'cachetonas' de Santiago y las nuevas formas de sociabilidad femenina, 1900-1930". Cuadernos de Historia. Número 17, 1997, p. 148-151).

En este contexto, en el periódico La Familia, aparecieron artículos relacionados con la administración del hogar que reforzaban el ideal decimonónico del "ángel del hogar" entre las mujeres de élite, es decir, un modelo de ejemplaridad que las instaba a "volcar toda su capacidad de acción en el espacio doméstico" (Montero, Claudia. "Mujer, maternidad y familia: las editoras de prensa y su influencia en la construcción del discurso femenino en Chile a finales del siglo XIX". Izquierdas. Número 49, julio 2020, p. 1221).

Si bien en otros medios como El Eco de las señoras de Santiago (1865) y La Brisa de Chile (1875-1876) este modelo fue un "valor a rescatar y reproducir", en el caso de La Familia, la publicación de tales artículos tuvo una dimensión comercial. En este sentido, algunas estudiosas como Claudia Montero han planteado que Celeste Lassabe (1860-1927), su directora, "supo entender el espíritu aristocratizante de la belle époque criolla, ofreciendo un periódico que funcionaba como catalizador en una nueva sociedad urbana: era producto de una nueva forma de habitar la ciudad, y a la vez enseñaba los códigos de comportamiento para salir airosa en ella, y cómo ser la representante ideal de una familia moderna" (Montero, p. 1228-1229).

Parte importante de estos textos aparecieron en secciones del periódico como "Economía doméstica", "Manual de la dueña de casa" y "La educación del nene". Estas dos últimas secciones fueron escritas por Emmeline Raymond (1829-1899) a manera de manuales de buenas costumbres.

Aunque se ha planteado que este fue un seudónimo que utilizó una de las personas que colaboraron en La Familia (León, p. 150), Emmeline Raymond fue traductora del alemán al francés y se desempeñó como directora, editora y redactora de la revista francesa La Mode Ilustrée. Journal de famille, desde su publicación en 1860 hasta el año de su fallecimiento. En relación con el conocimiento de su nombre en Chile, en el año 1869 se publicó en Santiago el libro Diario de una joven pobre, traducción al castellano de Autobiographie d'une inconnue (1868), realizada por Máximo Ramón Lira (1845-1916) para El Independiente (Medina, José Toribio. Biblioteca chilena de traductores: 1820-1924. Santiago de Chile: Establecimientos Gráficos de Balcells, 1924, p. 91).

En La Mode Ilustrée, Raymond escribió acerca de "todos los aspectos de la vida del ama de casa de clase media, desde diseños para croché y bordado, también moldería de vestidos para mujeres y niños, hasta recetas, distribución de mesas y consejos sobre crianza y jardinería". Además, aconsejaba "cómo remodelar o teñir las prendas del año anterior y explicaba los beneficios de ciertos tipos de telas y prendas, así como su uso apropiado" (Nelson, Kate. El estilo entre líneas. Una historia del periodismo de Moda. Buenos Aires: Ampersand, 2020). Estos asuntos coincidieron con los que fueron abordados en las dos secciones firmadas por la autora en La Familia.

En el "Manual de la dueña de casa" -que apareció de forma intermitente entre el 1 de septiembre de 1890 y el 24 de octubre de 1892- se aconsejaba a las mujeres a cargo del hogar sobre cómo mantener el orden de la casa; la contabilidad de los gastos domésticos; las buenas relaciones con el personal de servicio; y se mostraba, además, la forma de vestir al interior del hogar para llevar adecuadamente las tareas cotidianas. Raymond planteaba que "no se puede esperar que una dueña de casa esté en la situación de un huésped que goza del resultado de los esfuerzos realizados en provecho suyo, sin haber sufrido el afán de cumplirlos ni siquiera el de inspirarlos y vigilarlos. Esta situación, que puede ser envidiable para las mujeres negligentes, no les es permitida a las verdaderas dueñas de casa. Los sirvientes, por hábiles que sean, no son más que rodajes, los cuales no pueden funcionar sin el motor que les da impulso" (Raymond, Emmeline. "Manual de la dueña de casa". La Familia. Número 5, 15 de octubre de 1890, p. 37).

En otro número aludió a la importancia de que la dueña de casa tomara "las riendas del gobierno de su casa" pues no solo debía "dar rumbo a cada rodaje de su administración; es menester igualmente que se cerciore de su regular funcionamiento. Dar una orden relativa al servicio, es algo; no es nada si no se comprueba la ejecución de dicha orden" (Raymond, Emmeline. "Manual de la dueña de casa". La Familia. Número 12, 1 de febrero de 1891, p. 96).

Por su parte, "La educación del nene" apareció entre el 15 de febrero de 1891 y el 7 de noviembre de 1892, también de forma intermitente. A partir del número dieciséis de La Familia, la sección se llamó "Educación del nene" y en el número catorce, la sección llevó el subtítulo "Dedicado a las madres jóvenes". Los textos que aparecieron en este apartado dieron orientaciones acerca de la educación y el comportamiento esperable de niños y niñas "para adecuarse a la sociedad" (Montero, p. 1229). Así, se hizo énfasis en la constancia al corregir ciertas actitudes en las que el nene pudiera incurrir como, por ejemplo, el apoderarse de objetos ajenos: "Tal vez Nene querrá adueñarse de los juguetes que pertenecen a sus amigos. Hay que enseñarle, desde sus primeros pasos en la vida social, el respeto hacia el derecho y la propiedad del prójimo" (Raymond, Emmeline. "Educación del Nene". La Familia. Año 1. Número 16, 1 de abril de 1891, p. 129). También, se daban algunos consejos en relación con hábitos que se les debía inculcar, por ejemplo, no comer en la mesa con adultos o, en caso de hacerlo, enseñar a comportarse en ella (Raymond, Emmeline. "Educación del Nene". La Familia. Año 1. Número 17, 15 de abril de 1891, p. 137).