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Paso de Darwin por Osorno, Valdivia y Concepción

Luego de su paso por la zona central del país, Darwin se dirigió en el H.M.S. Beagle a Chiloé, para luego pasar a Valdivia, donde desembarcaron y pudo continuar sus investigaciones. Respecto de la ciudad, le pareció interesante que diera la imagen de un gran vergel cruzado por calles y adornado con casas, al borde del río Calle-Calle. Lo que más la caracterizó, según Darwin, era su bosque de manzanos, utilizados por la población para la elaboración de diferentes productos como chicha, vino, aguardiente, pastelería y para el consumo de la fruta. Esta nueva expedición la describió Darwin en el capítulo XIV de su diario.

El 11 de febrero de 1835 Charles Darwin comenzó su expedición por el bosque valdiviano, del que destacó la existencia de juncos o bambúes, que eran utilizados por los indígenas de la zona para hacer chuzos y lanzas. Luego de pasar por parte del bosque, llegó a un gran llano en el que pudo observar a los mapuche del lugar en sus asentamientos. Según Darwin, estos indígenas se dividían entre aquellos que habían aceptado "a medias" la religión católica (los denominados indios reducidos) y tenían relación constante con los "blancos"; y entre los indígenas que vivían libres en sus territorios del interior. Estos últimos profesaban muy poco la fe cristiana y tenían matrimonios polígamos donde "cada mujer está de turno una semana con el cacique; pero todas trabajan para él, le hacen ponchos, etc. Ser la mujer del cacique constituye un honor que buscan mucho las mujeres indias" (Darwin, p. 358). Sobre su vestimenta escribió que "los hombres usan un vasto poncho de lana; al sur de Valdivia llevan pantalón corto, y al norte de esa ciudad, algo semejante al chiripá de los gauchos. Todos encierran sus largos cabellos en una redecilla, pero no llevan otro tocado" (Darwin, p. 357).

De aspecto físico, los comparó con las tribus de Norteamérica, aunque destacó que su carácter era muy distinto, ya que su personalidad "de ordinario seria y austera, llena de carácter, indica una honrada rudeza o una feroz determinación. Sus largos cabellos negros, sus facciones graves y bien definidas, su matiz moreno, me recordaba los viejos retratos de Jacobo I (Rey de Inglaterra). (…) Aquí ya no se encuentra la humilde cortesía tan común en Chiloé. Algunos os dirigen un mari-mari (buenos días) muy brusco; pero el mayor número de ellos no parecen muy dispuestos a saludaros. Esa independencia es, sin duda, la consecuencia de sus largas guerras con los españoles y de las victorias numerosas que solo ellos entre todos los pueblos de América supieron lograr sobre los blancos" (Darwin, p. 358-359).

El 20 de febrero, Darwin vivió en la selva de Valdivia un violento terremoto con epicentro en Concepción y que afectó a gran parte de las localidades cercanas. Como supo después al desembarcar en Concepción, el terremoto arrasó con esa ciudad. En su diario, el naturalista escribió sobre el evento telúrico que "la costa entera está colmada de maderos y muebles, como si un millar de buques hubieran ido a romperse allí. Además de las sillas, las mesas, las cómodas, etcétera, ven se los techos de muchos cottages (casa de campo) que han sido transportados hasta allí enteros. Los almacenes de Talcahuano han compartido la suerte común y se ven también inmensas balas de algodón, hierba mate y de otras mercancías. (…) En muchos lugares se veían profundas grietas en dirección norte a sur, causadas sin duda por el sacudimiento de las costas paralelas y escarpadas (…). En Concepción, cada fila de casas, cada mansión aislada, formaban un montón de ruinas bien distinto" (Darwin, p. 361-363).

Este episodio le permitió a Darwin observar tanto la destrucción masiva, así como el comportamiento de la tierra y el mar posterior al movimiento sísmico, los que relacionó rápidamente con la actividad volcánica de la Cordillera de los Andes. Charles Darwin, a bordo del Beagle, retornó a Valparaíso en marzo de 1835 tras la interrupción de su viaje por la zona sur del país producto del gran terremoto.