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Ideas ortográficas de Rodolfo Lenz

Hacia fines del siglo XIX, Rodolfo Lenz, en su rol de formador de docentes en el Instituto Pedagógico (1889-1989), participó de la discusión sobre qué sistema ortográfico debía emplearse en Chile, debate en el que se levantaron voces a favor del sistema establecido por la Academia Española de la Lengua; otras en defensa de la "ortografía chilena" o "casera", utilizada en el país desde mediados de la década de 1840; y un tercer grupo, los neógrafos chilenos, quienes propusieron una reforma más radical.

En torno al problema ortográfico, Lenz publicó el texto "Observaciones sobre la ortografía castellana" en el periódico la Libertad Electoral­ (1886-1901) el 30 de diciembre de 1891. Posteriormente, durante 1894 en los Anales de la Universidad de Chile (1846-), aparecieron los artículos "De la ortografía castellana", escrito originalmente como una memoria que Lenz presentó al director del Instituto Pedagógico, Domingo Amunátegui Solar (1860-1946), y "Apuntaciones para un texto de Ortología y Ortografía de la Lengua Castellana".

En estos textos, Lenz se mostró a favor de una ortografía basada solo en la pronunciación. A tal sistema lo denominó "ortografía fonética", en el cual "a cada sonido corresponda un solo signo gráfico y a cada signo gráfico un solo sonido pronunciado", con la precisión de que el referente de pronunciación a considerar debía ser la abstracción de la usada por "los hombres instruidos de una comunidad lingüística" (Lenz, Rodolfo. "Observaciones sobre la ortografía castellana". La Libertad Electoral. Número 1592, 1891, p. 4). En este sentido, Lenz se opuso al sistema ortográfico de la Academia Española de la Lengua, que conservaba reglas basadas en los criterios de la etimología y el uso.

Además, en estos artículos -aunque de forma más extensa en los dos primeros- expresó que la Academia Española de la Lengua no era autoridad para establecer qué ortografía debía utilizarse en Chile. En primer lugar, debido a su falta de competencia en materia científica, que se evidenciaba, por ejemplo, en los errores de falsas etimologías del Diccionario de 1884 de esta institución y también por la falta de especialistas entre sus miembros. En segundo orden, por ser una entidad española. Para Lenz, la "ortografía chilena" era un avance en el camino de alcanzar la "ortografía fonética", por lo que "sería casi un suicidio de la razón si diéramos un paso atrás. (…) ¿por qué hemos de inmolar este progreso especialmente americano; por qué hemos de aceptar lo peor y más difícil en lugar de lo mejor y más fácil?" (p. 4).

Si bien Rodolfo Lenz consideró la "ortografía fonética" como la ideal, defendió el uso de la "ortografía chilena", en miras de un cambio paulatino, por ser "mucho más científica, lógica y fácil que la de la Real Academia Española", sobre todo, si se consideraba el ámbito de la enseñanza de la lectura y la escritura ("De la ortografía castellana". Anales de la Universidad de Chile. Número 87, 1984, p. 569).

El modo en que Lenz desplegó la defensa de la "ortografía chilena" sin imponer sus ideas sobre la ortografía fonética ha sido leído por Valentina Cáceres y Darío Rojas como estratégico, pues apeló a las ideas que podrían persuadir a sus interlocutores, "los sujetos capaces de tomar o promover una decisión política respecto de la pugna ortográfica". Así, el autor direccionó su discurso aludiendo a la razón, a la idea de una ortografía nacida en el país y a que mantener el sistema de escritura "casero" no implicaría realmente una reforma ("Rodolfo Lenz y la reforma ortográfica chilena: ciencia, tradición y política del lenguaje". Boletín de Filología. Volumen 54, número 1, 2019).

Las ideas de Lenz fueron acogidas por los neógrafos chilenos, como parte de las voces a favor de su propuesta de "ortografía racional", de ahí que Carlos Cabezón lo incluyera en Neógrafos kontemporáneos: tentatiba bibliográfika (1886) y en La ortografía rrazional (1887).

En 1914, el debate ortográfico aún se mantenía, aunque de manera acentuada por la propaganda a favor de la ortografía académica liderada por la Academia Chilena de la Lengua. En este contexto, Franzisko Enrríkez -seudónimo de Carlos Newman, uno de los neógrafos chilenos-, reeditó los dos primeros textos de Lenz, bajo el título De la ortografía castellana, en el que se incluyó un prólogo del autor reafirmando sus ideas de fines del siglo XIX.